domingo, 11 de agosto de 2013

'ARROW'... PERO EL DE VERDAD.

Por: Antonio J. Romero.

Arrow me ha sido muy recomendada. Y lo cierto es que debo admitir que siento por ella exactamente el mismo interés que en su momento tuve por Smallville.

Es decir: ninguno. Nada. Cero patatero. La 'o' con un canuto.

Con esto no pretendo menospreciar ni a estas dos series televisivas ni a sus respectivas audiencias; máxime cuando algunos de los capítulos sueltos que he llegado a ver de 'Smallville' me han gustado... sin tampoco llegar a entusiasmarme. Simplemente, creo no formar parte, y a mucha honra, ni del público promedio ni del espectador perseguido por ninguna de las dos.

Sin embargo, me gustaría aprovechar el auge de 'Arrow' para hablar de su protagonista: un Flecha Verde al que ignoro si llegan a llamar así en la serie. 

Oliver Queen es un justiciero enmascarado que se disfraza de Robin Hood para, al igual que este, luchar contra las injusticias y en defensa de los más débiles. No es lo único que tiene en común con él: también es un portento en eso del arco y las flechas, que constituyen su principal arsenal. Por este motivo ha sido comparado frecuentemente con Ojo de Halcón de los Vengadores. Sin embargo, lo cierto es que Flecha Verde apareció antes: concretamente, en 1941. Y lo digo pese a la gran estima que siento por el venerable Stan Lee.

Como cabe presuponer de un personaje tan (relativamente) antiguo, Flecha Verde ha experimentado toda clase de aventuras, desventuras, etapas, sagas, versiones y revisiones. Sin embargo, ninguna es tan destacada como la época que protagonizó a lo largo de los setenta junto con otro icono del género: Linterna Verde. En aquellos tiempos ambos formaban parte del Círculo Justiciero (como se conocía entonces en España a la Liga de la Justicia). Bajo los guiones, principalmente, de Denny O'Neil, sus andanzas en común siguen siendo recordadas hoy en día por los aficionados al noveno arte: los dos caballeros esmeraldas parecían creados el uno para el otro. 


Linterna Verde, alias de Hal Jordan, con su anillo de poder, es más bien un héroe intergaláctico, acostumbrado a darse paseos por el espacio exterior y a luchar contra amenazas cósmicas. En cambio, Flecha es de carácter más bien urbanita; habituado a moverse por la jungla de asfalto y a cazar criminales y cacos más de andar por casa. Estos últimos, por cierto, no son menos temibles. Es decir: personalmente, me da más miedo un atracador, un violador o un traficante de drogas armado que un alienígena devorador de planetas pintoresco y gigante. Quizás porque veo un poco más fácil encontrarme con cualquiera de los primeros al doblar una esquina de noche.

Ahí no acaba la cosa: Jordan es militar en sus dos identidades. Al fin y al cabo, como Linterna, ha de obedecer a los auto-proclamados Guardianes del Universo, tan sabios como inmodestos. Por tanto, es un tipo rígido, disciplinado, respetuoso con las normas y acostumbrado a acatar órdenes. En cambio, Oliver, quizás por ser más callejero y más apegado a la realidad, es “rebelde porque el mundo le ha hecho así”: le gusta pensar por sí mismo y no tiene problemas en saltarse la ley o en desafiar a las autoridades si lo estima conveniente. En aquella época, se equiparaba “al policía frente al 'hippie'”; ahora diríamos que sería el anti-disturbios frente el 'indignado' o el 'perro-flauta'.


Estas actitudes le han valido al arquero el calificativo de 'anarquista' o 'de izquierdas', con el atrevimiento que ello implica en Estados Unidos. Lo cierto es que en aquella época no se mostraba partidario (no explícitamente) de ninguna ideología política en concreto, pero en cómics posteriores ha acabado por hacer honor a su reputación. Al menos, desde el punto de vista de los yanquis y de lo que para ellos significan esos apelativos.

Es curioso, cuanto menos, que no se hayan atrevido a presentarnos un Linterna Verde con la etiqueta de ser 'de derechas' en oposición. Uno casi se los imagina divagando en diván, puro y copa en mano, imitando con ello a los dos protagonistas de 'Boston Legal': el conservador Denny Crane y el republicano y apasionadamente liberal Alan Shore (William Shatner y James Spader respectivamente).



También resulta notoria la comparación con la versión de Batman introducida muy poco después por el ya entonces legendario Frank Miller. Concretamente, en Batman: Año Uno y, sobretodo, en El Señor de la Noche: dos cómics realmente IMPRESCINDIBLES en mayúsculas... y donde Oliver acaba protagonizando una brevísima pero significativa aparición. ¿Por qué a Flecha se le considera 'progresista' y, en cambio, el Batman de Miller se nos antoja tan reaccionario? Ambos son, a fin de cuentas, 'anti-sistema'.

Volviendo al meollo: los primeros números de esta 'extraña pareja' cuentan con un aliciente muy concreto (y quien no piense de inmediato en Walter Matthau y Jack Lemmon al leer la expresión entrecomillada es que no está aprovechando su vida como debiera). Me refiero, cómo no, a los espléndidos dibujos de Neal Adams, quien fuera y sigue siendo uno de los grandes maestros de este campo. Además, abordaban problemáticas sociales tan acuciantes como la desigualdad de clases, el racismo, la corrupción, las drogas o la religión. Situaciones ante las que reaccionarán de distinta manera por sus diferentes formas de ser, dando lugar a deliciosos enfrentamientos dialécticos, éticos y, por supuesto, físicos (no deja de ser un cómic de súper héroes, al fin y al cabo). 


El tratamiento de estos temas, leídos desde una perspectiva actual, puede resultar un tanto descafeinado; pero hay que tener en cuenta la época y el medio donde estaban teniendo lugar. Tampoco es cuestión de exagerar su labor pionera: por aquella misma época, e incluso desde antes, Stan Lee ya llevaba haciendo lo propio en algunos de sus tebeos. En este apartado, destacaba el bueno de Stan sobretodo en Spider-Man (o Spiderman: en las ediciones españolas siempre se ha eliminado el guión).

Por supuesto, no son todo contrastes entre Flecha y Linterna: también tenían muchos puntos de contacto que permitían una camaradería verosímil a la vez que justifica que hicieran equipo constantemente pese a sus diferencias. De hecho, ahí radica gran parte del éxito de estas historietas: el delicado equilibrio entre similitudes y opuestos. Me recuerda, en este sentido, a la mencionada 'Boston Legal': dos protagonistas tan distintos en algunos aspectos como idénticos en otros, con una poderosa química entre ellos que casi llega traspasar la pantalla y que llegan a ser complementarios y a desarrollar una fortísima amistad tan envidiable como conmovedora a un mismo tiempo.


La habilidad de O'Neil como escritor consigue que nos olvidemos de sus físicos dignos de esculturas griegas para encontrarnos con dos individuos sumamente humanos, con todo lo que ello implica. Eso es la razón por la que todavía seguimos involucrándonos tanto cuando leemos esos cómics, pese a los años y las décadas que han transcurrido. Más allá de sus disfraces coloridos, de sus poderes y habilidades, son personas. Como usted o como yo. Por entonces Ollie había perdido su fortuna y tenía los mismos problemas laborales que Hal. Los dos cometían muchísimos errores, tanto en sus vidas personales como en sus acciones como súper héroes. Pero, esto es lo importante: ¡aprendían de ellos! Tanto como aprendían también el uno del otro. Evolucionaban, maduraban, reconocían sus fallas y seguían creciendo como personas.

Y es que, precisamente, ése es otro rasgo que comparten. Sólo que este sí les distancia del individuo común: los fuertes valores que se le presuponen a un héroe, más todavía a un súper héroe. El sentimiento altruista de querer ayudar a sus semejantes y la voluntad para hacerlo realmente, así como el valor de arriesgar la propia vida por los demás o por lo que es correcto.


Son cómics que han conocido, y con razón, múltiples ediciones. De hecho, en la biblioteca municipal de mi ciudad existe un precioso tomo recopilatorio de manufactura bastante reciente. Así que no hay excusas que valgan para no abordar su lectura y compartir las aventuras de Ollie, Hal, Canario Negro, Carol Ferris, Speedy, John Stewart, Siniestro (antes de que nadie me diga que lo he escrito mal, así es como lo traducía Ediciones Vértice... y me parece BIEN) y los demás.

La próxima vez que alguien me recomiende 'Arrow', le voy a recomendar a su vez estos tebeos. No creo que nadie me vaya a hacer caso... Pero yo tampoco pienso verme la dichosa serie de las narices.

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