Por: Antonio J. Romero.
Arrow me ha sido muy
recomendada. Y lo cierto es que debo admitir que siento por ella
exactamente el mismo interés que en su momento tuve por Smallville.
Es decir: ninguno. Nada.
Cero patatero. La 'o' con un canuto.
Con esto no pretendo
menospreciar ni a estas dos series televisivas ni a sus respectivas
audiencias; máxime cuando algunos de los capítulos sueltos que he
llegado a ver de 'Smallville' me han gustado... sin tampoco llegar a
entusiasmarme. Simplemente, creo no formar parte, y a mucha honra, ni
del público promedio ni del espectador perseguido por ninguna de las
dos.
Sin embargo, me gustaría
aprovechar el auge de 'Arrow' para hablar de su protagonista: un
Flecha Verde al que ignoro si llegan a llamar así en la serie.
Oliver Queen es un
justiciero enmascarado que se disfraza de Robin Hood para, al igual
que este, luchar contra las injusticias y en defensa de los más
débiles. No es lo único que tiene en común con él: también es un
portento en eso del arco y las flechas, que constituyen su principal
arsenal. Por este motivo ha sido comparado frecuentemente con Ojo de
Halcón de los Vengadores. Sin embargo, lo cierto es que Flecha Verde
apareció antes: concretamente, en 1941. Y lo digo pese a la gran
estima que siento por el venerable Stan Lee.
Como cabe presuponer de
un personaje tan (relativamente) antiguo, Flecha Verde ha
experimentado toda clase de aventuras, desventuras, etapas, sagas,
versiones y revisiones. Sin embargo, ninguna es tan destacada como la
época que protagonizó a lo largo de los setenta junto con otro
icono del género: Linterna Verde. En aquellos tiempos ambos formaban
parte del Círculo Justiciero (como se conocía entonces en España a
la Liga de la Justicia). Bajo los guiones, principalmente, de Denny
O'Neil, sus andanzas en común siguen siendo recordadas hoy en día
por los aficionados al noveno arte: los dos caballeros esmeraldas
parecían creados el uno para el otro.
Linterna Verde, alias de
Hal Jordan, con su anillo de poder, es más bien un héroe
intergaláctico, acostumbrado a darse paseos por el espacio exterior
y a luchar contra amenazas cósmicas. En cambio, Flecha es de
carácter más bien urbanita; habituado a moverse por la jungla de
asfalto y a cazar criminales y cacos más de andar por casa. Estos
últimos, por cierto, no son menos temibles. Es decir: personalmente,
me da más miedo un atracador, un violador o un traficante de drogas
armado que un alienígena devorador de planetas pintoresco y gigante.
Quizás porque veo un poco más fácil encontrarme con cualquiera de
los primeros al doblar una esquina de noche.
Ahí no acaba la cosa:
Jordan es militar en sus dos identidades. Al fin y al cabo, como
Linterna, ha de obedecer a los auto-proclamados Guardianes del
Universo, tan sabios como inmodestos. Por tanto, es un tipo rígido,
disciplinado, respetuoso con las normas y acostumbrado a acatar
órdenes. En cambio, Oliver, quizás por ser más callejero y más apegado a la realidad, es “rebelde porque el mundo le ha hecho
así”: le gusta pensar por sí mismo y no tiene problemas en
saltarse la ley o en desafiar a las autoridades si lo estima
conveniente. En aquella época, se equiparaba “al policía frente
al 'hippie'”; ahora diríamos que sería el anti-disturbios frente
el 'indignado' o el 'perro-flauta'.
Estas actitudes le han
valido al arquero el calificativo de 'anarquista' o 'de izquierdas',
con el atrevimiento que ello implica en Estados Unidos. Lo cierto es
que en aquella época no se mostraba partidario (no explícitamente)
de ninguna ideología política en concreto, pero en cómics
posteriores ha acabado por hacer honor a su reputación. Al menos,
desde el punto de vista de los yanquis y de lo que para ellos
significan esos apelativos.
Es curioso, cuanto menos,
que no se hayan atrevido a presentarnos un Linterna Verde con la
etiqueta de ser 'de derechas' en oposición. Uno casi se los imagina
divagando en diván, puro y copa en mano, imitando con ello a los dos
protagonistas de 'Boston Legal': el conservador Denny Crane y el
republicano y apasionadamente liberal Alan Shore (William Shatner y
James Spader respectivamente).
También resulta notoria
la comparación con la versión de Batman introducida muy poco
después por el ya entonces legendario Frank Miller. Concretamente,
en Batman: Año Uno y, sobretodo, en El Señor de la Noche: dos
cómics realmente IMPRESCINDIBLES en mayúsculas... y donde Oliver
acaba protagonizando una brevísima pero significativa aparición.
¿Por qué a Flecha se le considera 'progresista' y, en cambio, el
Batman de Miller se nos antoja tan reaccionario? Ambos son, a fin de
cuentas, 'anti-sistema'.
Volviendo al meollo: los
primeros números de esta 'extraña pareja' cuentan con un aliciente
muy concreto (y quien no piense de inmediato en Walter Matthau y Jack
Lemmon al leer la expresión entrecomillada es que no está
aprovechando su vida como debiera). Me refiero, cómo no, a los
espléndidos dibujos de Neal Adams, quien fuera y sigue siendo uno de
los grandes maestros de este campo. Además, abordaban problemáticas
sociales tan acuciantes como la desigualdad de clases, el racismo, la
corrupción, las drogas o la religión. Situaciones ante las que
reaccionarán de distinta manera por sus diferentes formas de ser,
dando lugar a deliciosos enfrentamientos dialécticos, éticos y, por
supuesto, físicos (no deja de ser un cómic de súper héroes, al
fin y al cabo).
El tratamiento de estos
temas, leídos desde una perspectiva actual, puede resultar un tanto
descafeinado; pero hay que tener en cuenta la época y el medio donde
estaban teniendo lugar. Tampoco es cuestión de exagerar su labor
pionera: por aquella misma época, e incluso desde antes, Stan Lee ya
llevaba haciendo lo propio en algunos de sus tebeos. En este
apartado, destacaba el bueno de Stan sobretodo en Spider-Man (o
Spiderman: en las ediciones españolas siempre se ha eliminado el
guión).
Por supuesto, no son todo
contrastes entre Flecha y Linterna: también tenían muchos puntos de
contacto que permitían una camaradería verosímil a la vez que
justifica que hicieran equipo constantemente pese a sus diferencias.
De hecho, ahí radica gran parte del éxito de estas historietas: el
delicado equilibrio entre similitudes y opuestos. Me recuerda, en
este sentido, a la mencionada 'Boston Legal': dos protagonistas tan
distintos en algunos aspectos como idénticos en otros, con una
poderosa química entre ellos que casi llega traspasar la pantalla y
que llegan a ser complementarios y a desarrollar una fortísima
amistad tan envidiable como conmovedora a un mismo tiempo.
La habilidad de O'Neil
como escritor consigue que nos olvidemos de sus físicos dignos de
esculturas griegas para encontrarnos con dos individuos sumamente
humanos, con todo lo que ello implica. Eso es la razón por la que
todavía seguimos involucrándonos tanto cuando leemos esos cómics,
pese a los años y las décadas que han transcurrido. Más allá de
sus disfraces coloridos, de sus poderes y habilidades, son personas.
Como usted o como yo. Por entonces Ollie había perdido su fortuna y
tenía los mismos problemas laborales que Hal. Los dos cometían
muchísimos errores, tanto en sus vidas personales como en sus
acciones como súper héroes. Pero, esto es lo importante: ¡aprendían
de ellos! Tanto como aprendían también el uno del otro.
Evolucionaban, maduraban, reconocían sus fallas y seguían creciendo
como personas.
Y es que, precisamente,
ése es otro rasgo que comparten. Sólo que este sí les distancia
del individuo común: los fuertes valores que se le presuponen a un
héroe, más todavía a un súper héroe. El sentimiento altruista de
querer ayudar a sus semejantes y la voluntad para hacerlo realmente,
así como el valor de arriesgar la propia vida por los demás o por
lo que es correcto.
Son cómics que han
conocido, y con razón, múltiples ediciones. De hecho, en la
biblioteca municipal de mi ciudad existe un precioso tomo
recopilatorio de manufactura bastante reciente. Así que no hay
excusas que valgan para no abordar su lectura y compartir las
aventuras de Ollie, Hal, Canario Negro, Carol Ferris, Speedy, John Stewart,
Siniestro (antes de que nadie me diga que lo he escrito mal, así es
como lo traducía Ediciones Vértice... y me parece BIEN) y los
demás.
La próxima vez que
alguien me recomiende 'Arrow', le voy a recomendar a su vez estos
tebeos. No creo que nadie me vaya a hacer caso... Pero yo tampoco
pienso verme la dichosa serie de las narices.